El presidente Evo Morales otorgó el domingo garantías de que Bolivia está en camino de consolidar un modelo sostenido de crecimiento económico a la par de advertir que el cambio de signo, de un progresista a otro de sesgo capitalista, entrañaría, poco menos que el retorno de la pobreza imperante antes de 2006 con la llegada al gobierno de sus detractores.
La política instrumentada por su Gobierno enfatiza «que nuestra economía, el año 2025, sea como esta pequeña mesa bien consolidada, con 4 patas: minería: metálicos (y) no metálicos; hidrocarburos, energía, tema agropecuario» dijo durante una entrevista que concedió al canal y radio públicas.
El jefe de Estado se refería a la industrialización, principalmente de los hidrocarburos, después de nacionalizarlos, en mayo de 2006, y también del litio, como así al acrecentamiento, hasta por 5, de las fuentes de generación de energía que ponen al país en la calidad de exportador y al pacto suscrito con los privados productores de alimentos de Santa Cruz, como sostén del elogiado, por organismo multilaterales, modelo económico que tiene a Bolivia en cabeza de las comparaciones latinoamericanas hace 5 años.
En el mejor momento de la economía boliviana en décadas, dijo que aquella estructura, que delineó indeclinable, será potenciada por otros grandes agregados económicos, también encaminados desde 2006.
Tales como «el tema turismo y otros temas que son otros componentes importantes, pero ésa es la base de la economía. Con la industrialización ya hemos avanzado», mantuvo el mandatario que dijo avistar empero la existencia de una conspiración financiado por poderes extraestatales contra su gobierno de izquierdas.
Blanco de dura y sostenida crítica opositora sobre hechos y versiones fabuladas acerca de su política, que se canaliza, básicamente, por redes sociales, Morales advirtió a menos de 15 meses de las elecciones de fines de 2019 a las que se anotó como candidato, que cuece a fuego lento un nuevo plan de asechanzas contra su candidatura.
Sin embargo, «no me asusta porque los resultados (objetivos que presentan a su gobierno de casi 13 años) demuestran el crecimiento económico», del Producto Interno Bruto, de menos de 9.000 millones de dólares en 2005 a 36.000 millones de dólares en 2017.
O, hizo notar, la expansión de los ingresos por renta petrolera, de 5.000 millones de dólares entre 1985 y 2005 a 36.000 millones de dólares en le período 2007-2017.
A 30 meses de perder por punto y medio el referendo constitucional que sus opositores embanderan como el «21F», el mandatario, que según encuestas encargadas y publicadas por el opositor diario Página Siete recoge, hoy mismo, el entre el 24 y 27% del voto potencial urbano, insistió que se trata de otra campaña de desprestigio y desgaste de su popularidad.
«Quiero que sepa el pueblo boliviano: qué mentiras más estarán preparando, porque, para el 21 de febrero, todas las mentiras se prepararon por la Embajada de Estados Unidos, en Santa Cruz. Tengo información, somos Estado, somos gobierno, sabemos; qué más estarán preparando, que más estarán juntando ahí, hasta CNN (multimedia de EEUU) se mete a la mentira», agregó.
El Presidente, el primero que ganó 3 elecciones al hilo con un promedio de 60% de los votos, entre 2005 y 2014 y que el martes se registrará como el de mayor permanencia en el Gobierno en la turbulenta historia política boliviana de 193 años, advirtió que la conspiración apunta a la reversión del modelo político, económico y social alcanzado por su administración.
«Si vuelve la derecha (Bolivia) va a estar como la Argentina, acabando con los movimientos sociales, quitando (beneficios sociales), terminando; otra vez entregándose al Fondo Monetario Internacional (FMI). Si vuelve la derecha olvídese que va a haber programas sociales; la derecha, el sistema capitalista, el imperialismo dice: ‘los pobres sálvense como puedan», y los hermanos pobres tienen que saber eso’, advirtió.
